Hoy quiero hablaros de nuestra historia, de una generación que hizo crecer Mallorca, entre otras empresas, y en su conjunto hizo crecer España. Nacieron en una época convulsa, en una España pobre, en una época en la que para prosperar había que trabajar mucho, pensar qué ofrecer a los clientes y además teniendo muy pocos medios a su alcance.
Las importaciones, prácticamente, no existían, traer maquinaria de Europa era una aventura que solo los valientes se atrevían a abordar y productos, eso era impensable. En Mallorca, hasta bien entrados los 70, no conseguimos traer productos de Europa de una forma legal, y aún con dificultades, todo estaba sometido a cupo. Hasta entonces, viajabas, comprabas y te arriesgabas a que te lo quitaran en la frontera.
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Son muchos, muchísimos los hombres importantes de esta generación, la que nació en torno a la guerra civil, algunos ya no están como: Isidoro Álvarez, él creó miles de puestos de trabajo; Emilio Botín, recogió el testigo de su familia y lo hizo crecer, hoy es un gran banco con presencia mundial; Adolfo Suárez, ejemplo de generosidad, honradez y espíritu de concordia. Otros, afortunadamente, siguen siendo hoy un ejemplo para propios y extraños, con Amancio Ortega a la cabeza. Son muchos y no nombraré más porque elegir y desechar sería un desaire.
A esta generación pertenece mi padre, Manuel Moreno, también habría cumplido 85, y mis tíos José y Juana. De Juana he aprendido muchas de las cosas que sé. Mi padre y mi tío ya no están con nosotros. Ellos hicieron crecer a Mallorca sobre bases sólidas y marcaron el camino por el que aún seguimos avanzando.
Mi padre, Manuel, fue grande en casi todo. Su inteligencia emocional le granjeaba fidelidades eternas, su carisma y su huella, aún indeleble en todos los que le conocimos, le hizo ser un maravilloso director de personas e inspirador de proyectos. Un líder de los de verdad, de los que guían y a los que la gente quiere. Todo en él era innovación.
En esos años, los ‘50, ’60, ‘70, la gente llegaba a la empresa y se quedaba hasta su jubilación, se formaba poco a poco. Los encargados de tienda habían entrado como chicos de reparto, los jefes de obrador habían aprendido su oficio a base de horas y de ganas.
Recuerdo a tantas personas, a las que conocí cuando aún llevaba el uniforme del colegio y que me acompañaron luego en mis primeras andaduras laborales. Les estoy tan agradecida, por lo que me enseñaron, por su cariño y porque gracias a ellos y ellas seguimos luchando para no defraudarles. Trabajamos con el único objetivo de hacerlo cada vez mejor.
No quiero pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero mis recuerdos a veces se desbordan y la nostalgia inunda el interesante y, la mayoría de las veces, estresante momento que vivimos.
Mi homenaje a todos los que nos han ayudado a cumplir 85.
M.Carmen Moreno Nieto